Hoy la joya de la corona del patrimonio ferroviario portugués, el tren Presidencial transportó en su día a presidentes, jefes de Estado, reyes y papas durante más de un siglo. Construido en 1890, funcionó como tren real de la corte del rey Luis I de Portugal, acogiendo a bordo a invitados de honor como la reina Isabel II y el papa Pablo VI. Rebautizado como «tren Presidencial» a principios de siglo, sirvió como medio de transporte de los jefes de Estado de Portugal hasta 1970, momento en el que fue oficialmente retirado de la circulación.
El tren Presidencial estaba compuesto por cinco vagones de lujo: el salón del jefe de Estado, el salón de los ministros, el de la comitiva y seguridad, el salón restaurante y el vagón de los periodistas.
Existía además un vagón de mercancías que servía para transportar y guardar material, maletas y correo. La Brigada Presidencial, así llamada por aquel entonces, era la tripulación que se encargaba de acompañar el tren durante sus viajes presidenciales y estaba formada por 15 empleados de categoría, competencia y seriedad incuestionables: un inspector, un cerrajero, un electricista, dos conductores de vagones, un revisor de billetes, un revisor de material, un maquinista y dos inspectores de tracción, además de dos cocineros, dos ayudantes de cocina y cuatro camareros. ¡Y también muchas piezas de plata, artículos de cristal y conversaciones refinadas!